La receta de esta sopa se remonta al siglo XVII, gracias al cocinero Zheng Chunfa. Cuenta la leyenda que durante una excursión, un grupo de estudiantes acampó cerca de un monasterio budista y llegada la noche prendieron una fogata y montaron una olla para preparar una sopa y así calentar sus cuerpos, porque hacía frio.
Vertieron agua a la olla y agregaron lo que habían llevado: huevos de codorniz, brotes de bambú, carne, ginseng, setas que encontraron en el camino, cebollas y otros ingredientes. Al empezar a hervir se desprendió un exquisito olor, que llegó hasta el monasterio. Uno de los monjes no se resistió, saltó el muro que rodeaba al monasterio, y se acercó al grupo de estudiantes para probar la sopa.
Uno de los jóvenes del grupo alabó la sopa diciendo que estaba tan exquisita que hace que el mismo Buda salte un muro, de ahí el nombre.
Esta sopa es una variación de la sopa clásica de aleta de tiburón de Fujian, con una gran variedad de ingredientes de muy alta calidad, además de los ingredientes principales como brotes de bambú, ginseng, carne de cerdo, setas, aletas de tiburón, pollo y cebolla. La cocción es lenta, dejando cocer durante dos días añadiendo cada elemento de acuerdo a su justo momento
¿Cuáles son los condimentos? Han quedado un secreto de los chef, y ese manjar se ha expandido por toda China y ha llegado a otros países como Corea y al Reino Unido.