
Según una leyenda, durante la dinastía Song, que duró más de trescientos años y que ha sido considerada como una era dorada en la civilización china, bajo el reinado del emperador Guangzong, una de sus concubinas, que era la preferida del emperador, al pasar de los días se encontraba baja de peso y sin apetito e iba empeorando a simple vista. El emperador se preocupaba al ver que las medicinas que le suministraban los médicos tenían poco efecto.
El emperador, al ver que su concubina no mejoraba, buscó la opinión de otros médicos fuera del palacio imperial y se consiguió con uno que le indicó cocinar a fuego lento las acerolas con azúcar y consumirlas todos los días antes de las comidas.
En poco tiempo, se observó la mejoría de la concubina, y la receta de acerolas se popularizó y la bautizaron con el nombre de tanghulu, que se convirtió en un dulce tradicional de la región y formó parte de la dieta de la población especialmente durante los días fríos de invierno.
Hoy en día el tanghulu consiste en trozos de frutas confitadas atravesadas por un pincho de bambú de unos 20 cm de largo. A lo largo de las calles de Beijing se pueden observar los vendedores ambulantes con carritos donde exponen los deliciosos tanghulu de variados colores, debido a que no solamente son empleadas las acerolas, sino también gajos de mandarinas, fresas, arándanos y plátanos. Es todo un colorido al que no se puede quedar indiferente el transeúnte.