
En Xi'an, la antigua capital, se puede disfrutar de platos al estilo Tang: el banquete de ravioles y sopa de cordero en el que se mojan trozos de pan. Al vapor, se pueden aromatizar sumergiéndolos en vinagre de soja y varias salsas de especias. El banquete de ravioles para los habitantes de Xi'an es el plato que celebra la víspera de Año Nuevo y honra a los invitados y amigos.
En Pekín, el plato símbolo es el pato laqueado. Los orígenes históricos de la receta se remontan a la dinastía mongola Yuan (1206 - 1368). El plato se incluyó en la lista de platos imperiales, que ya incluía detalles muy precisos sobre la preparación y el proceso de cocción.
Bajo el emperador Qianlong (1736-1796), el plato se hizo popular fuera de la corte imperial, inspirando numerosas obras de arte, pinturas, cuentos, poemas y rimas infantiles. Con el fin del Imperio Celestial en 1911, todos los chefs de la corte dejaron la Ciudad Prohibida y abrieron numerosos restaurantes en la ciudad, haciendo que el plato fuera conocido incluso entre las clases bajas.
El pato se unta en una mezcla (cada chef guarda celosamente los ingredientes) que contiene una salsa agridulce antes de ser colgado en una habitación bien ventilada durante unos días.
La cocción toma mucho tiempo y se lleva a cabo en hornos especiales, construidos con piedras telúricas, en los que el aire caliente ventilado permite que la piel se seque, manteniendo intacto el colchón de aire entre la piel y la carne. Todos los métodos cuentan con la celosa y particular receta de distintos chef y regiones.