Sopa de manitas de cerdo con granos de soya

La sopa de manitas de cerdo con granos de soya es una combinación exquisita, donde las manitas de cerdo se acompañan de ostras secas, dátiles chinos y trozos de tofu para crear un sabor irresistible. Un plato reconfortante para disfrutar en cualquier ocasión.

Los granos de soya y las manitas de cerdo se preparan con paciencia y dedicación en esta receta.

Las ostras y el tofu se incorporan con esmero para lograr un equilibrio de sabores.

Al final, la sopa se deja cocinar a fuego lento hasta que todos los ingredientes se amalgamen en un delicioso plato reconfortante.

Sopa de manitas de cerdo con granos de soya

Sopas
2 horas
4 Porciones

Ingredientes

Granos de soja

4 Manitas de cerdo

6 Ostras secas

6 Piezas de tofú

6 Dátiles secos chinos

1 cuchara de Vino blanco seco

1 pizca de Sal

1 Trozo pequeño de jengibre

1 cucharilla de Polvo mei­jing

¾ litro de Agua hirviendo

Preparación

Paso 1 : Los granos de soja se remojaron la noche anterior o durante al menos 8 horas.

Paso 2 : Las manitas de cerdo se cocieron en agua hirviendo durante 20 minutos, se cortaron en trozos grandes y se eliminaron las pezuñas.

Paso 3 : Las ostras secas se pusieron en agua caliente en una olla, se llevaron a hervor y se dejaron remojar durante 10 minutos.

Paso 4 : Las piezas de tofu se ablandaron durante 30 minutos.

Paso 5 : En otra olla, se calentó un poco de aceite y se frieron las rodajas grandes de jengibre con sal.

Paso 6 : Luego, se añadieron las ostras ya hidratadas y los trozos de manitas de cerdo, previamente bañados con vino.

Paso 7 : Se continuó friendo hasta que las manitas de cerdo adquirieron un color dorado y se agregó el agua hirviendo.

Paso 8 : Se tapó la olla y se dejó hervir la sopa suavemente durante 1 hora y 20 minutos.

Paso 9 : Se añadieron los dátiles, los trozos de tofu picados y los granos de soja, dejando estofar durante 40 minutos más.

Paso 10 : La sopa continuó cocinando durante 2 horas adicionales.

Paso 11 : Media hora antes de servir, se espolvoreó sobre la sopa el polvo de mei­jing.